En el artículo anterior sobre los metadatos, planteamos una problemática referida a la propiedad y al acceso a los datos básicos de todo un sistema de gestión integral de bibliotecas, como pueden ser los registros bibliográficos, ejemplares, préstamos…etc.
En ese artículo comentabamos las dificultades que puede encontrarse una biblioteca a la hora de solicitar a su proveedor acceso a sus datos cuando quiere hacer una migración, hoy vamos a hablar sobre los metadatos de comportamiento de nuestros usuarios en nuestro entorno.
Las bibliotecas son un servicio a los usuarios y precisamente la calidad del servicio dependerá de la capacidad de la biblioteca no solo en dar respuesta a las necesidades actuales de todo tipo de usuarios, sino que además dependerá en gran medida de la capacidad de anticipación de las necesidades de los usuarios y la capacidad de detectar tendencias.
En otros sectores existen todo tipo de figuras dedicadas a detectar tendencias a través del análisis de todo tipo de datos y de estudio constante del comportamiento del consumidor, sin embargo en las bibliotecas es una asignatura pendiente.
Para la toma de decisiones es vital plantearnos precísamente qué decisiones debemos tomar, y una vez lo tengamos claro, seremos capaces de identificar las preguntas que debemos resolver y éstas nos daran la clave para identificar las fuentes a consultar, este será sin duda el gran problema porque en el mejor de los casos, esos datos no estarán controlados por la biblioteca ni tampoco por el proveedor.
Lo más probable es, que si contactamos con un proveedor y le pedimos los metadatos de comportamiento de nuestros usuarios, nos encontremos ante tres escenarios posibles.
El primer escenario es que el proveedor ni siquiera sea consciente de la existencia de este tipo de metadatos y en consecuencia no pueda dar respuesta.
El segundo escenario es que el proveedor sea consciente de la existencia de este tipo de metadatos y en lugar de mejorar su sistema, diseñe un nuevo producto e intente ofrecer a la biblioteca nuevos productos y servicios, bien a través de la etiqueta de sistema de nueva generación o bien a través de nuevos productos con el objetivo de maximizar el beneficio.
El tercer escenario, el deseable, es en el que el proveedor no solo es consciente de la existencia de los metadatos de comportamiento, sino que éstos están identificados y será capaz de ofrecer a la biblioteca acceso eficiente y en condiciones.
Obviamente toda esa información debe ser correctamente anonimizada para preservar el derecho a la intimidad de los usuarios.
No debemos perder de vista que un sistema de análisis de comportamiento de usuarios no se debe limitar al catálogo de la biblioteca, si embargo es un excelente punto de partida, para ir incorporando información de otras fuentes como la página web de la institución, recursos electrónicos..etc.
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