En la era de internet, las opiniones y recomendaciones de otros usuarios son el punto de partida de cualquier persona que está interesado en un producto o servicio, servicios com Tripadvisor, Google, bookings, amazon son plataformas de internet que basan su éxito precisamente en la cantidad de opiniones y recomendaciones que almacenan.
El problema al que nos enfrentamos es que el número crítico de usuarios que necesitamos supera en mucho la masa de usuarios que tenemos en nuestras bibliotecas.
Por este motivo y aunque todos los catálogos modernos ofrecen a los usuarios servicios 2.0, es decir que le dan la oportunidad a los usuarios de valorar, etiquetar y añadir comentarios a los registros, aún no he visto ningún catálogo en el que algún usuario haya añadido una etiqueta, un comentario o una valoración.
Como ya sabrán en Orex estamos desarrollando un servicio para la recomendación de libros, y como no podría ser de otro modo, los usuarios son fuente de recomendación, pero cómo animar a los usuarios a que participen en el enriquecimiento de nuestro catálogo.
Hace tiempo leímos la historia de un juez, que en lugar de sancionar a los jovenes que flirteaban con el delito, les imponía servicios a la comunidad, si era detenido por conducir bebido, les obligaba a realizar voluntariado en la sala de traumas de un hospital para que puedieran ver el destino final de su actitud, si ensuciaban paredes, los unía a la brigada de limpieza.
¿Por qué no usar la misma filosofía en la biblioteca? en nuestras bibliotecas los morosos son usuarios activos, personas que leen, pero que devuelven tarde los libros, y en castigo les sancionamos quitándoles el derecho a coger mas material de nuestra biblioteca, lo cual revierte en una reducción de los servicios que ofrece la biblioteca, reduciendo el valor de nuestra institución, dejando de dar un servicio que es demandado.
Recientemente a través de Orex Analytics hemos podido comprobar el ratio de usuarios activos de una biblioteca, y podemos asegurar que un usuario activo, no solo hay que cuidarlo, hay que anirmarlo y una sanción es todo lo contrario a lo que necesitamos, pero por otro lado, el usuario debe cumplir y devolver en tiempo forma el material prestado para que esté disponible a otro usuario…y si en lugar de sancionar les ofecemos la posibilidad de cambiar esa sanción para enriquecer nuestro catálogo? etiquetando, añadiendo comentarios, y/o valorarando los libros que han leído y no han devuelto a tiempo.
Si somos capaces de cambiar sanción por servicio, enriquecerán nuestro catálogo que servirá a otros usuarios y este usuario podrá seguir disfrutando de la cultura y de los servicios que nuestras bibliotecas ofrecen, redundando en un mayor nivel de satisfacción y un mayor uso de los recursos.